Egipto:
Cleopatra es célebre por su grueso delineador de ojos, pero no fue la única egipcia antigua que llevó un maquillaje distintivo. Todos los hombres y las mujeres del antiguo Egipto pintaban sus
ojos con polvos negros y verdes. Además de protección solar, las personas creían que ese maquillaje les protegía también de las enfermedades.
Y de cierta manera, tal vez tenían razón. El kohl negro y otros polvos que se ponían en los párpados contenían sales de plomo; y en 2010, unos investigadores franceses argumentaron que dichas
sales disminuían la producción de monóxido de nitrógeno, lo que fortalecía el sistema inmunológico de la persona y prevenía infecciones oftálmicas.
Por supuesto, eso no significa que debas empezar a delinear tus ojos con plomo. Muchos egipcios de la antigüedad no vivían más de 30 años. De haber tenido el promedio de vida actual, la
exposición prolongada al plomo probablemente les habría causado muchos problemas de salud, como informó la epidemióloga Jennifer Weuve en entrevista con la revista Science.
Inglaterra:
Las mujeres del Imperio Romano usaban maquillaje de plomo para blanquearse el rostro, y en el siglo XVI, las nobles inglesas adoptaron la costumbre. Uno de los personajes más famosos que utilizó
maquillaje de plomo fue la reina Isabel I, quien lo aplicaba para cubrir cicatrices de viruela.
La mezcla de plomo y vinagre que usaba Isabel I se conoce como albayalde de Venecia o azúcar de Saturno. Si bien alisaba el cutis cotidianamente, con el tiempo ocasionaba decoloración de la piel,
pérdida del cabello, y putrefacción dental.
En la era victoriana se sabía que el arsénico era venenoso, aunque quizás las mujeres pensaban que un poquito no haría daño. Si bien es tolerable en pequeñas cantidades, la ingestión de arsénico
conlleva un gran riesgo? a menos que de veras quieras tener una "piel de porcelana".